Después de que Luis-Fer pasara lista, decidimos volver a nuestras habitaciones. Todavía era algo pronto para dormir, por eso las chicas juntaron tres camas y se sentaron en ellas para hablar.
-Vaya día más extraño que hemos tenido-dijo Carmen suspirando
-Yo estoy algo preocupado por lo de mi sueño- murmuró Lara- pero bueno, no voy a pensar en ello.
-¿No escucháis algo?-preguntó Paloma frunciendo la frente
Todas se quedaron en silencio. Era verdad, se oía algo. Como si pudieran escuchar sus pensamientos, se levantaron a la vez y salieron al pasillo. Se dieron cuenta de que lo que se escuchaba era música. Intentaron seguir el sonido para ver de dónde procedía, y no muy extrañadas consiguieron averiguar que venía de la habitación de los chicos. Sara picó unas cuantas veces ya que la música estaba muy alta. Javier fue quien abrió la puerta y les preguntó:
-¿Que queréis?
-Nada, saber, lo que estabais haciendo- le contestó Ángela con un tono desinteresado.
-Es que nos aburríamos, y como Borja había traído su Ipod con unos altavoces… También estamos jugando a las cartas-les contó Javier.
-Podríais venir a nuestra habitación con todo eso-comentó Mireya- nosotras tenemos algunas chucherías, aunque bueno, tendríamos que comprar algunas más.
- Es una buena idea-dijo Ángel, que se había colocado al lado de Javier.
Nos repartimos las tareas: Borja y Andrea bajaron a por algunas golosinas más, Lara y Carmen consiguieron encender la televisión con alguna orquillas puestas como antenas, Sara y Charlotte prepararon la habitación uniendo todas la camas, y los demás cogieron algunas cosas que pudiéramos utilizar de la habitación de los chicos.
Cuando ya estaba todo preparado, nos pusimos a ver la tele y a comer, algunos jugaban a las cartas, otros hablaban, pero después de un rato, decidimos que queríamos pasar algo de miedo.